martes, 11 de enero de 2011

GRAJILLA (CORVUS MONEDULA)

En mi visita al Alcázar de Jerez, en unos de sus muros, observé a numerosas y ruidosas grajillas. Las fotografié con la intención de dedicarle una entrada en el blog. Muchas veces las he encontrado en mis rutas por el campo, sobre todo en zonas montañosas. Pero también en catedrales, grandes edificios y parques.
Es de la familia de los córvidos. Tienen fama de ser muy «espabilaos». El que más la grajilla.
Roba huevos y pollos. A veces se llevan objetos para esconderlos. Son capaces de arrancar mechones de pelo del ganado, para utilizarlos en sus nidos.
Su número ha aumentado en las zonas urbanas. Esto ha producido una disminución del cernícalo primilla, debido a la competencia que existe entre ambas especies.
Tiene un cortejo nupcial un poco complicado: el macho se inclina con las alas colgando y la cola extendida, y a veces exhibe su nuca grisácea, erizando las plumas del cogote,mientra aprieta el pico contra el pecho.
Los nidos que construyen no son un  dechado de perfección: un simple montón de ramitas (cualquier grieta,agujero,árbol,...es buen sitio). Los huevos son azules claro con manchas negras. Comen todo lo que se les ponga por delante.
foto National Geographic

El ave con "ojos humanos"
Buscando información en internet, he encontrado un curioso artículo de la National Geographic. Se habla de la mirada humana en las grajillas.
Si algo distingue a los humanos, es su capacidad para comunicarse a través de la mirada.
Los científicos, hasta ahora, habían hecho pruebas con chimpancés y perros. Se mostró la dificultad que tienen estos animales para leer lo que dicen los ojos de sus propios congéneres. Sin embargo, zoólogos de la Universidad de Oxford, han descubierto que las grajillas, no sólo son capaces de comunicarse entre sí con los ojos, sino que pueden interpretar la mirada de los seres humanos y utilizar la información en su provecho.
Se descubrió que, estos animales saben dónde está mirando una persona  y utilizan la información para saber dónde está la comida.
Creen que la forma del ojo de estas aves, con una pupila central bien visible, juega un papel especial en esta capacidad, y que es esto, precisamente, lo que les hace sus ojos tan parecidos a los humanos.

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